viernes, 28 de octubre de 2016

¿Será?

El nuevo milenio trajo consigo fatalidades de papel y otras no tan fictas, todo cambio conlleva un poco o un mucho de reticencia, quienes estudian el comportamiento humano dicen que es normal.
Cuando comenzó a explotarse la autopista de la información y los bytes comenzaron a ser atractivos para los negocios, los medios de comunicación no pudieron abstenerse de participar del avance tecnológico, las computadoras primitivas, precursoras del teléfono celular inteligente, eran suficientes para esta incipiente algarabía.
Los primeros amagues y teorías sobre la desaparición de los medios impresos, diarios y semanarios, debido al alto costo ecológico para producir papel se pusieron de moda un par de años y no alcanzaron a sacudir más de tres conciencias.
La industria editorial ni se inmutó, la crisis entre autores y libreros va más allá de la depredación de bosques y selvas, apunta en mucho a los canales de distribución y a una nueva generación de lectores que prefieren la portabilidad al inconveniente de cargar con un tabique llamado libro.
Algo parecido abarca al tema de este intento de escrito, pues con el desarrollo tecnológico y el acceso masivo a la interconexión WI FI,  los medios masivos de comunicación, principalmente los diarios, comenzaron a experimentar un abandono de lectores que prefirieron la inmediatez que pulula en la red.
Los diarios compiten en franca desventaja con los medios electrónicos, pues un diario del día, ofrece las noticias de un día anterior, cuando portales, agencias y, sobre todo, en redes sociales se ofrecen contenidos inmediatos, sin mayor tamiz que el mismo momento o en vivo.
Los grandes diarios comenzaron a adaptarse y optaron por ofrecer de manera alterna a su edición impresa, una actualización o el seguimiento de las notas relevantes o de alto impacto, logrando un equilibrio de contenidos que es atractivo para el lector que puede combinar ambos medios: escrito y digital.
Sin embargo, hay decenas de medios que conservan su formato tradicional, no se han incorporado a la vanguardia tecnológica, persisten en el diarismo trasnochado que tiende a desaparecer, editores, jefes de información y directores sucumben tal vez por miedo o ignorancia a sumarse al futuro.
Bueno, tal vez si cambiaran el esquema de sus notas, desechando las cinco grandes (quién, cómo, cuándo, dónde y a qué hora), si sus contenidos fueran más una historia breve, una novela corta, serían sus contenidos más atractivos para los lectores.
¿Romanticismo u obstinación? Aferrarse a los medios impresos en papel no es una opción para mayores de 35 años, es una alternativa real para que, aunque no se quiera creer, no tiene acceso a la red y a los medios digitales con contenidos multimedia.
Sin evocar las tradiciones de salir a comprar el diario del domingo y quedarse a tomar café para disfrutar el momento, que eso también es muy válido, intentemos centrarnos en la oferta para un nicho de lectores y consumidores que desean experiencias frescas e inmediatas.
Para poder competir con videos, audios, foros de opinión y un largo etcétera, los diarios y semanarios tendrán que pulir sus contenidos para tener una oferta real y no quedar desplazados en la carrera tecnológica…

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