viernes, 28 de octubre de 2016

El Gran Carnal, región LXXIII.

Entre los años 1947 y 1948 el escritor nacido en la India de origen inglés, George Orwell, acuño una novela política icónica que, transformó la percepción del mundo hacia sus gobernantes. Nació el concepto del Gran Hermano. El Estado como un todo observa, vigila, corrige y premia a sus ciudadanos, nada escapa al ojo y su aparato burocrático.
La empresa ENDEMOL se encargó de traducir para el mercado mundial un programa en vivo que sigue minuto a minuto la vida un grupo de gente que convive en una casa, sin guiones ni libretos, reality show llamaron a su proyecto que explota el morbo.
De la observancia del Estado al morbo de espiar a alguien que quiere ser espiado, de ese tamaño vive la clase política michoacana su triste realidad, sobre todo cuando arriban a golpe de votos, dedazocracia o vaginocracia al Congreso del estado.
Las últimas tres legislaturas locales han estado salpicadas por una nube de fotógrafos, camarógrafos, grabadores y chismosos que siguen los pasos de sus patronas y patrones, intentando documentar entrevistas, comentarios o puntadas de quienes les pagan el salario.
La facilidad de meter en nómina a un número determinado de “asistentes”, “auxiliares” o “asesores”, permite que los becarios locales lleven a grados sublimes el culto a la personalidad, por ende, al ego, claro, con cargo al erario, si la manada que los graba y fotografía fuera pagada de su bolsillo no existiría, simplemente.
Si se es coordinador o presidente de algo, el número de zánganos para alimentar es mayor, por eso el bajo rendimiento legislativo de las legislaturas locales, el dinero dispuesto para contratar asesores y ayuda externa se gasta en cultivar la egolatría y culto a la personalidad.
Esto en el caso de que no se peque de avaro, codo o austero, pues hay quienes sí invierten la lana de los michoacanos en cosas serias, los llega a haber incluso que dan empleo a gente de su distrito, pues la petición número uno en campaña es esa, trabajo.
¿Cuál es el destino de tantas fotos, videos y grabaciones de audio? Es indeterminado, no se puede decir a ciencia cierta, aunque la mayor parte de este material se puede observar en los perfiles y muros de los becarios en las redes sociales, pues hasta que no haya un parámetro real, transparente que mida el desempeño y productividad de un diputado no lo sabremos.
Una constante en el abuso de las redes sociales de parte de los entes públicos, en este caso de los diputados locales es la sobresaturación de información que llegan a manejar, hay un jefe de prensa del Congreso, bueno, se supone, hay un enlace por bancada y hay quien trae a su chica de prensa.
Las bandejas de entrada rebosan de correos basura que carecen de la mínima información posible, mal redactados, anodinos y con un magazine de fotografías que no sirven para nada, pero cumplen su trabajo. Al menos hay distritos en los que se dan cuenta de que su diputada trabaja por Facebook, pues allá no se para.
Ponga atención si es que usted lector mira noticieros locales televisivos o en las imágenes de los diarios cuando lleven información del Congreso del estado, podrá observar que hay una nube inmensa de gente atenta a las burradas que dicta el personaje, pues sepa que un tercio, a veces hasta la mitad de esa gente son empleados del becario en turno.
Del salón de Plenos mejor ni hablamos, pues los primeros en faltarle al respeto son los mismos diputados, algunas féminas que cobran como legisladoras utilizan ropa propia para un coctel o un antro, no para un recinto oficial y algunos de sus pares masculinos carecen del mínimo sentido de urbanidad, pantalones vaqueros con un saco desteñido, y el desfile de la nube que sigue y documenta digitalmente a sus patronas y patrones. Vaya tela.
No te acabes Michoacán, te alcanza para esto y más…

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